Poco a poco, los inversores van centrando su atención en el calendario de los recortes de tipos, aunque todavía es demasiado pronto para hablar de este tema.
A diferencia de la reunión anterior, en la que la decisión sobre los tipos de interés fue más parecida a lanzar una moneda al aire, los mercados financieros coinciden en que el Banco Central Europeo mantendrá los tipos de interés sin cambios este mes. Es importante señalar que los mercados de swaps creen ahora que el ciclo de subidas ha terminado, y asignan menos de un 10% de probabilidad implícita a otra subida de tipos en los próximos meses. Estamos de acuerdo con esto y creemos que es muy probable que el próximo movimiento de los tipos sea un recorte.
La inflación muestra claros signos de moderación en la eurozona, y tanto la inflación general como la subyacente cayeron bruscamente en septiembre, hasta el 4,3% y el 4,5% respectivamente. El desplome de la inflación y la pérdida de impulso son señales positivas, e indican que quizá no sean necesarias nuevas medidas de política monetaria. Además, la transmisión de la subida de tipos del BCE a las condiciones de los préstamos bancarios se está dejando sentir en todo el bloque, y la encuesta sobre préstamos bancarios conocida hoy martes indica que los criterios de concesión de créditos se han endurecido más de lo previsto tanto para los hogares como para las empresas en el tercer trimestre. Sin embargo, parece que en los próximos meses lo más importante para los responsables de la política monetaria será el vacilante crecimiento económico.
Los datos de actividad no dejan lugar a dudas de que la economía de la eurozona ha sufrido en los últimos meses, y parece cada vez más probable que esté al borde de una recesión. El índice PMI compuesto se desplomó hasta el nivel de 46,5 en octubre, lo que representa el mayor descenso desde noviembre de 2020 y la mayor caída de la actividad empresarial en diez años, excluyendo el periodo de pandemia. De este modo se prolonga la racha de cinco meses por debajo del nivel clave de 50 que separa la expansión de la contracción, en un contexto de debilidad tanto en el sector manufacturero (43,0) como en el de servicios (47,8). Los indicadores duros de actividad económica se conocen con cierto retraso, aunque tanto los últimos datos de producción industrial como de ventas al por menor muestran un panorama similar, lo que aumenta la preocupación por la recesión.
Debido a lo anterior, creemos que el Banco Central Europeo actuará con cautela. Dado que no parece realista ningún ajuste de los tipos y que el BCE no publicará sus proyecciones macroeconómicas actualizadas hasta diciembre, esta semana la atención se centrará en la retórica del banco. Prestaremos especial atención a la opinión de los responsables de la política monetaria sobre la actividad económica, que será clave para el calendario de los recortes de tipos. En estos momentos, los mercados dan por hecho que el ciclo de relajación comenzará en el segundo trimestre de 2024, una opinión que podría consolidarse si el BCE se muestra pesimista sobre las perspectivas económicas.
En nuestra opinión, es probable que la presidenta del banco central, Christine Lagarde, no muestre un compromiso el jueves. No obstante, debido al deterioro de los datos de actividad, seguramente adopte un tono más moderado y ponga mayor atención en el deterioro de la situación económica. Aparte de su retórica sobre el crecimiento, es probable que el mercado se centre en los comentarios de Lagarde sobre los futuros planes de política monetaria. Sospechamos que el banco podría mantener abiertas sus opciones de endurecer aún más la política, aunque, en este momento, lo veríamos como una cuestión de rutina más que como una señal importante.
También será interesante ver cómo responde el BCE a un entorno de crecientes riesgos geopolíticos, concretamente el actual conflicto entre Israel y Palestina, que el Consejo podría considerar estanflacionista. Además, el reciente aumento de los rendimientos de la deuda pública a largo plazo en todo el mundo puede provocar una respuesta más moderada, ya que esto podría lastrar aún más el crecimiento de la eurozona. Varios miembros de la Reserva Federal, incluido el presidente Jerome Powell, han mencionado esto último como un posible argumento en contra de nuevas subidas de tipos en Estados Unidos.
Dado que es muy improbable que se produzca un cambio en los tipos esta semana, y no se espera que se produzca en un futuro próximo, creemos que la reacción del euro a la reunión de esta semana puede ser limitada y que dependerá de los matices de los comunicados del BCE. Cualquier señal agresiva, como una fuerte oposición a los recortes de los tipos de interés o una mayor preocupación por la inflación, podría favorecer a la moneda común. Por el contrario, si el banco manifiesta su malestar por el deterioro de las condiciones económicas, el euro podría experimentar cierta presión.
La decisión de política monetaria del BCE se anunciará este jueves a las 14:15 (CET), y la rueda de prensa tendrá lugar 30 minutos más tarde.