Este porcentaje equivale en estos momentos a un valor de más de 152 millones de euros.
Recientemente, Elliott ha destacado en el sector energético por entrar en el capital del gigante petrolero británico BP para promover que vuelva a su negocio principal de petróleo y gas, liberando recursos que estaba destinando el grupo a renovables. Fuentes financieras indican que su posición en Repsol se está utilizando como cobertura de su participación en BP, que alcanza algo más del 5%.
Elliott hizo su aparición en el capital de Repsol a comienzos del pasado mes de marzo. Lo hizo comunicando un 0,53% a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Después, en cinco operaciones ha más que duplicado ese 0,53% inicial y ha llegado al 1,13%.
Las posiciones cortas son una operativa bursátil en las que el inversor logra ganancias a través del préstamo de títulos. Una vez prestados, esos títulos se revenden en masa para hacer que el precio de las acciones caiga. Una vez que el precio se ha hundido, los títulos se recompran y se devuelven al que los prestó con un interés, menor que la ganancia obtenida con la compraventa rápida de las acciones.
Independientemente de las razones de Elliott para entrar en Repsol, sus movimientos se producen a escasos días de que la petrolera celebre junta general. El grupo tiene convocada asamblea para el 30 de mayo.
Entre los puntos de la junta está el reparto de dividendos. Repsol entrega dividendos en efectivo y con share buyback. Esta fórmula consiste en la compra de acciones propias para su posterior amortización. Algunos expertos consideran que es un mecanismo de retribución adicional para el accionista, que ve incrementado el valor tácito de las acciones que mantiene en cartera. Otros expertos consideran que no. En empresas como RWE, Elliott no solo ha estado de acuerdo. Ha instigado para aumentar las recompras considerablemente.