«Si avala (la fusión) debería fijar las condiciones en las que se podría llevar a cabo para no mermar la competencia», ha puntualizado el directivo durante un acto en el día previo a la celebración de la junta de accionistas, que tendrá lugar este jueves en la ciudad de Sabadell tras la vuelta de su sede social a Cataluña.
«El Gobierno tiene en sus manos velar por el equilibrio en el sistema financiero del propio país y diseñar un marco de actuación para que las fuerzas de mercado puedan actuar. Tiene que pensar si la opa conviene al país, pero no es mi negociado ese», agregó Oliu. El proceso se encuentra en estos momentos en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que analiza la potencial unión en ‘fase II’ desde el pasado noviembre, lo que implica un estudio más en profundidad de la misma.
Todo apunta a que el informe estará listo en las próximas semanas bien con condiciones o compromisos que, de producirse fuerzan al Ejecutivo a pronunciarse al respecto. En caso de elevarla al Consejo de ministros puede esgrimir razones de interés general, pero siempre que sean ajenos a motivos de competencia. Posteriormente también tendrá la oportunidad de pronunciarse, ya que el ministro de Economía tiene la última palabra acerca de si permite la integración o no. En opinión de Oliu, la absorción del Sabadell por parte de BBVA, «pone en peligro el bienestar en España», dado que afecta al 70% del tejido productivo. «Una vez desaparece la competencia no se puede recuperar. Se rellena con otros jugadores. Ese hueco queda vacío y hay responsabilidad de que eso no ocurra. Los accionistas de Banco Sabadell tienen más futuro con el banco en solitario porque esta unión descarriló hace tiempo», dijo el banquero, a la vez que alertó de los «riesgos de ejecución» que existían.
Cree que el proceso de fusión conllevaría un par de años, algo que a su juicio solamente beneficiaría al resto de competidores, que son los que captarían los clientes, por tanto, existe la posibilidad de «sinergias negativas de ingresos» derivadas, precisamente, de esa pérdida de usuarios. Por ello, avisa de que es un efecto que deberían conocer los accionistas y pide transparencia en este sentido. Esto en el escenario de fusión, porque de lo contrario defiende que no ve claro el ahorro de costes.
Por último, en lo que respecta al retorno de su sede social al municipio barcelonés que da nombre a la entidad después de siete años instalados en Alicante, Oliu ha reconocido que llevaba unos meses queriendo regresar. «El hecho de irnos no quitaba que en cuanto pudiera y las circunstancias que motivaron la salida no se dieran pudieran hacer entendible la vuelta a la sede histórica», explicó.