Y es que, muchas veces no se quiere ver que el objetivo de don Pedro, su única razón de seguir delante cada mañana cuando se pone delante del espejo para acicalarse, es la permanencia en el poder y por ello por mucho que eso que llaman “ruido” altere a los demás, a él no le hace olvidar ese principio básico y fundamental de su existencia: lo único que cuenta es el poder.
En ese contexto es ele que hay que seguir las pistas que el día a día va dejando caer de como puede ser el futuro político de la sociedad española que no es otro que la consolidación de sanchismo como fórmula de gobierno único, en el que sol un líder absorba todo el poder, incluido el judicial, único que le falta por detentar a pleno rendimiento y para eso ya ha hecho volver a Conde Pumpido a la primera fila de la batalla.
Se trata de lograr que el prófugo deje de serlo, única condición que puede garantizar los presupuestos, que, a su vez garantizan el cumplimiento total de la legislatura.
Y en esas andamos, lo demás, el hermano, la mujer los ex amigos, los empleados y sus problemas con la Justicia son pecata minuta, porque todos ellos terminaran en el Constitucional de Sancnhez-Piumpido y en ese saco todo es posible, no solamente la absolución, sino también incluso el premio, puesto que los malos ratos pasados requieren un premio y desde el poder todo es posible, hasta las mayores aberraciones democráticas.
Y es que no hay que olvidar que el sanchismo no es nada democrático, si no totalitario y en esa diferencia, en ese pequeño matiz es con el que hay que interpretar los movimientos de La Moncloa, local en el que no se mueve un dedo sin que lo sepa el que manda.
Y en La Moncloa,¿quien manda?
Pues eso.