El acuerdo se ha materializado en una reunión en Bruselas a nivel de embajadores y está previsto que sea refrendado este martes por los ministros de Energía, en su consejo ordinario de marzo, semanas después de que las reservas de Alemania se sumaran a las de Italia –que reclamaba una excepción a los biocombustibles– y obligaran a aplazar la votación sin nueva fecha, hasta que este sábado el vicepresidente para el Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, anunciase un acuerdo con Berlín para el levantamiento de su veto.
Las dudas de último momento de ambas delegaciones generaron inquietud en las instituciones dado que podían poner en riesgo la adopción de la una norma que forma parte del paquete climático que la UE quiere impulsar esta legislatura para reducir, al menos, en un 55% las emisiones contaminantes del bloque en el horizonte de 2030 respecto a las de 1990.
La medida ya se aprobó en el pleno del Parlamento Europeo del pasado 14 de febrero, pero fue en las negociaciones a nivel de Estados miembro donde Alemania mostró sus reticencias sobre un acuerdo entre instituciones que ya se acordó el pasado otoño.
Desde la Comisión Europea defienden que este encaje de los combustibles sintéticos no afectará al acuerdo cerrado ya entre el Parlamento Europeo y los Veintisiete en cuanto a la prohibición de comercializar los vehículos de combustión en la UE a partir de 2035, mientras que fuentes diplomáticas subrayan que lo importante ahora es evitar que este tipo de maniobras «debiliten» el funcionamiento de las instituciones europeas, ya que esta es la «verdadera preocupación».