Cada uno de ellos va antecedido por una fotografía en blanco y negro hecha por el autor.
El último escrito es el que da nombre al y es una recomendación después de leer todo el libro a mirar a los judíos, al pueblo judío, «desde arriba», es decir con perspectiva. Cada capítulo recoge un testimonio, no se conoce el nombre del autor y abundan las mujeres; generalmente son recuerdos de una situación particular, pero en todos ellos late un sentimiento antisemita y una cobardía para mostrarse como judío, a veces porque eso suponía perder la vida y otras veces por miedo al rechazo social. El judío para todos es una persona normal hasta el momento en que se conoce su identidad y entonces nace el rechazo de los que antes le aceptaban. También hay varios relatos en los que el narrador recuerda el momento en que descubrió que era judío, bien a la muerte de un familiar ascendiente, bien de una forma fortuita, pero siempre una sensación de extrañeza al hacerse cargo de su identidad. Hay varios relatos que acaban con un suicidio al no poder aceptar su identidad o al sentir las vejaciones de los demás. En todos los entrevistados aparece un sentimiento de agradecimiento al poder manifestarse, como si soltaran un peso.
El relato en su conjunto es estremecedor, duro, dejando un terrible mal sabor de boca al constatar la crueldad de un prejuicio hacia un grupo social. Hay pocas referencias al cristianismo y su relación con los judíos es ambigua.
Un brazo muerto del río
Mikolaj Grynberg
Acantilado (2024