Los personajes son los habituales en esta serie: McCoy y Wattie que son los que llevan la acción principal y el inseparable Cooper, uno de los mafiosos con el que McCoy ha vivido toda su vida.
McCoy acaba de salir del hospital, ha tenido una úlcera sangrante, pero ha querido volver al trabajo aunque los dolores persisten y tiene que tomar un jarabe para calmarse, pero no por eso ha dejado de beber y de fumar, aunque sabe que no lo debería hacer. Es ingenioso, pero miente sin escrúpulos para resolver los casos y si hay que ser violento lo es. No puede olvidar su pasado y menos a su padre que aparece fugazmente en la novela. Wattie, casado con una periodista, es todo lo contrario, le falta experiencia es menospreciado por el jefe y por el mismo McCoy, pero siempre está haciendo lo que tiene que hacer y además tiene que atender a su hijo que estaba pasando un mal momento porque le están saliendo los dientes.
La acción comienza con tres chicos que han prendido fuego a una peluquería de señoras y han muero siete mujeres y niñas. Se ha cogido a los causantes, son adolescentes, y cuando los llevan al juzgado a la vuelta, el furgón es atacado y alguien desconocido se lleva a los tres chicos. La gente quiere linchar a los tres chicos porque están muy impresionados por las muertes, pero ahora han desaparecido y le toca a la policía encontrarlos.
A la vez se van produciendo unas muertes que al principio parece que son un caso aparte y en el que también investiga McCoy. Van apareciendo entre los sospechosos los mafiosos que controlan los barrios de la ciudad y las luchas entre ellos; son tres bandas rivales y McCoy va tanteando las posibilidades y los motivos que han podido tener para secuestrar a los chicos, aunque no dejan de barajarse otras opciones. Al final los dos casos acaban por cobrar lógica al irse desvelando datos poco a poco.
La novela es redonda como ha ocurrido con las anteriores; sangrienta, cruel, todo un escaparate de una sociedad marginal y de una juventud que se inclina por el lado más fácil. Mas que escenas de sexo, hay diálogos mal sonantes con referencia al sexo, pero sobre todo hay un ataque a la Iglesia católica en la persona de un arzobispo que resulta ser un hipócrita y mezclado con varios delitos y que resultan desagradables.
Un mayo funesto
Alan Parks
Tusquets (2024)
379 págs