Los incendios han sido casi, casi, un “instrumento de la oposición” o al menos seguro que así lo piensa el mismísimo don Pedro después de sufrir ese desastre tomado el sol y buceando en un paraje ideal, para todo tipo de cosas , menos para sufrir la presión de unos y otros pidiendo instrucciones de que hacer, que decir y como comportarse, pero es lo que tiene conformar un pelotón de torpes haciéndoles creer que son los mas altos y mas guapos, y que por eso han sido seleccionados para dirigir un pais que va a liderar el mundo mundial ya que el sanchismo es el no va mas de la política progresista que terminara por imponerse en el mundo occidental.
Sin embargo, después de un par de años metidos en la pelea resulta que nada de lo dicho y anunciado se está cumpliendo. Y no solo eso, sino que además la situación es de una complejidad tal, que, cuando creen salir de una, les cae otra, mas gorda encima y las crisis se suceden a una velocidad tan brutal que están desfondados, despistados y sin saber que hacer o decir, hasta el punto de que el gran líder dice que los incendios son culpa del cambio climático cuando las fuerzas del orden han detenido a decenas de posible, ofrece un pacto de Estado que ya ofreció hace nos e sabe cuanto tiempo o que va a crear una comisión que ya esta creada hace también bastantes meses y que además debía de presidir el mismo .
No es de extrañar que el nervosismo se este apoderando, hasta del equipo mas cercano, a eso que cursimente se auto denomina núcleo duro, entre otras cosas porque conforme arranque le curso se les bien encima una avalancha de problemas para los que no tiene respuesta y lo único que les salva es el convencimiento de que los que tienen que apoyarles saben que echar a Sánchez de la Moncloa seria la peor de las opciones para todos ellos.
Como argumentación parecerá burda, pero es la que esta funcionando cada vez que independentista o asimilados aprietan las tuercas presionando al Gobierno en este o en aquel tema es el que se acepta. Ellos se quedan sin lo que piden porque es imposible, -hablar catalán en el Parlamento Europeo- y don Pedro sigue durmiendo plácidamente en la Moncloa.