Estas instalaciones de cabecera no pueden apagarse. Funcionan las 24 horas y todos los días del año. En el grupo, este horno estaba catalogado como competitivo y su cierre se ha acelerado por varios motivos. Entre ellos, una cierta debilidad de la demanda y la subida de los costes. Especialmente los energéticos, porque los hornos funcionan con gas natural y su precio se ha disparado, lo que ha llevado a Vidrala a “alimentarlos” puntualmente con diésel. También han jugado en contra los costes laborales, que son los más altos de España en su sector.
La medida supondrá la reducción del 25% de la plantilla de Aiala, la filial que gestiona el centro de Llodio. De 320 trabajadores, la reordenación afectará a 80. Vidrala, que ha comunicado el ajuste a los sindicatos, negociará estas salidas mediante medidas no traumáticas, como la de las bajas voluntarias incentivadas.
Hasta el ajuste de Llodio, en España cuenta con siete hornos. Además de los tres citados, otros dos en las instalaciones de Castellar del Vallés (Barcelona) y otros dos en Caudete (Albacete).
En el exterior está reforzando su capacidad en Portugal, donde cuenta con el mayor horno de la Península Ibérica tras una inversión de 100 millones, y en Reino Unido, con un nuevo horno que entrará en actividad en 2027 y que para 2030 podrá fabricar 200 millones de botellas al año. En Brasil ha invertido 53 millones en la compra del 29,36% de la empresa local del sector Vidroporto, que con dos plantas tiene una cuota del 20% en el mercado carioca. Vidrala tiene opción a hacerse con el 100%.