Según publica este jueves la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio (BEA, por sus siglas en inglés) se trata del tercer dato consecutivo al alza después de que la economía se contrajera en la primera parte de 2022.
Sin anualizar, el dato asciende al 0,3%, tres décimas por debajo del registrado en los últimos tres meses de 2022, cuando la expansión de la mayor economía mundial había sido del 0,6%. El crecimiento del PIB real entre enero y marzo reflejó los incrementos en el gasto de los consumidores, las exportaciones, el gasto gubernamental y la inversión fija no residencial que fueron compensados en parte por las disminuciones en la inversión privada en inventarios y la inversión fija residencial. Sin embargo, en comparación con el cuarto trimestre, la desaceleración del PIB real observada en el primer trimestre reflejó principalmente una caída en la inversión privada en inventarios y una desaceleración en la inversión fija no residencial. Estos movimientos fueron compensados en parte por una aceleración en el gasto de consumo, un repunte en las exportaciones y una disminución menor en la inversión fija residencial. En concreto, el gasto de los consumidores en el primer trimestre experimentó un aumento anualizado del 3,8%, frente al 1% del trimestre anterior, mientras que el gasto gubernamental aumentó un 5,2%, respecto al 3,8% del cuarto trimestre.
A pesar de la desaceleración en el arranque de 2023, incluyendo el efecto de las subidas de los tipos de interés de la Reserva Federal y las turbulencias financieras, la economía estadounidense creció a un ritmo superior al de la zona euro, que avanzó un 0,1% en el primer trimestre y que podría ver rebajada esta expansión, después de que Alemania haya revisado a la baja sus datos hasta el -0,3% desde el estancamiento inicialmente estimado.
En cuanto al índice de precios de gasto de consumo personal (PCE, por sus siglas en inglés), la estadística escogida por la Reserva Federal (Fed) para monitorizar la inflación, este creció un 4,2% en el trimestre, cinco décimas más que en la anterior medición y en línea con la estimación inicial. Sin embargo, el índice subyacente, que excluye de su cálculo los precios de los alimentos y la energía por su mayor volatilidad, cerró el trimestre con un incremento del 5%, una décima más de lo estimado previamente y seis décimas más que el trimestre precedente.