Aunque ha reiterado que la recomendación del BCE es tener una capacidad fiscal centralizada, De Guindos ha asegurado que el Banco Central acoge «con gran satisfacción» la propuesta de Bruselas en la que reconoce «algunos aspectos positivos», según ha indicado durante su intervención ante la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo.
El Ejecutivo comunitario presentó su propuesta el pasado 26 de abril, con un nuevo planteamiento que incluye sendas de gasto individualizadas para cada Estado miembro y objetivos a medio plazo, pero que mantiene algunos parámetros de la actual disciplina, como la obligación de que el déficit no supere el 3% del PIB y la deuda se mantenga por debajo del 60%. Bruselas plantea exigir también un ajuste anual mínimo de déficit del 0,5% del PIB para los años en los que se prevé que el desequilibrio negativo de las administraciones públicas supere el valor de referencia del 3%, un parámetro que criticó con dureza el ministro de Finanzas alemán, Lindner, quien afirmó que la revisión de la disciplina fiscal «aún no satisface las exigencias» de Berlín, que reclamaba elevar esa rebaja mínima anual al 1%.
De Guindos, consciente de que el planteamiento del Ejecutivo comunitario no ha sido acogido con satisfacción por parte de algunos países, como es el caso de Alemania, ha incidido en que «su rápida aplicación es muy importante». Además, en línea con las recomendaciones del semestre europeo de primavera que Bruselas presentó este miércoles, el vicepresidente del BCE ha señalado que a medida que la crisis energética se «desvanece», los gobiernos deben revertir las medidas de apoyo energético para evitar aumentar las presiones inflacionarias a mediano plazo, lo que, según ha advertido, «requeriría una respuesta de política monetaria más fuerte».
En este sentido, ha apuntado que las normas fiscales deben orientarse a hacer «más productiva» la economía de la UE y a reducir gradualmente la elevada deuda pública, mientras que las políticas para mejorar la capacidad de oferta de la zona del euro, especialmente en el sector energético, también pueden ayudar a reducir esas presiones sobre los precios a medio plazo.