Es una de las conclusiones más relevantes que obtiene Adecco en su IV Observatorio trimestral del mercado de trabajo, que analiza datos del Servicio Público de Empleo, dependiente del Ministerio de Trabajo, la Tesorería General de la Seguridad Social y la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE). La reforma laboral se aprobó en diciembre de 2021, pero no entró plenamente en vigor hasta principios de abril de 2022, puesto que daba tres meses a las empresas para adaptarse a los cambios.
«La duración media de los contratos para el cuarto trimestre de 2022 es la más baja desde el año 2006, situándose en 46 días y habiéndose reducido un 11,1% con respecto al cuarto trimestre de 2021″, señala en el mismo informe The Adecco Group Institute, el centro de estudios y divulgación del Grupo Adecco, junto al Instituto Cuatrecasas de Estrategia Legal en Recursos Humanos. Según los mismos datos, en diciembre el 41% de los contratos duraron un mes o menos de un mes, mientras que el 23% duran una semana o menos.
Al mismo tiempo, ha disminuido la duración media de los contratos en diciembre -último dato disponible- hasta 43,7 días, tanto frente al mes anterior como frente al año anterior (-3,3% y -4,3%, respectivamente). En el mismo mes de 2019, antes de la pandemia, la duración media era de 49 días por contrato, tal y como consta en los datos estadísticos de contratos del SEPE.
«En efecto, este es uno de los efectos colaterales de la reforma laboral, la rotación de los contratos, donde se ha incrementado no sólo la rotación y menor duración de los fijos discontinuos, sino también la de los indefinidos ordinarios, tanto a tiempo completo como parcial, y curiosamente son los temporales los que tienen mejor evolución», explica Blasco, director de The Adecco Group Institut «Esto quiere decir que, más allá de que una parte importante del incremento de los indefinidos son fijos discontinuos, las empresas están usando por obligación/disuasión legal contratos jurídicamente y estadísticamente estables para cubrir necesidades temporales, en unos casos incrementando costes (33 días de indemnización en lugar de 12) y por ello anticipando la extinción, y en otros, jugando con el periodo de prueba».
«Al final, esto demuestra que la legítima contratación temporal, causal y ajustada a Derecho, que muchas empresas hacían, permitía que la proporción 90/10 (temporales/indefinidos) en la contratación inicial, acabara en un 25/75 en la población ocupada, luego una parte muy importante de los contratos temporales acababan en indefinidos. Ahora tenemos aproximadamente en los iniciales una proporción 60/40 y, de momento, el «trasvase» a la población ocupada está en un 20/80. En los próximos meses veremos si esto va a más», apunta Blasco.
Por la misma razón, están disparándose las bajas por no superar el periodo de prueba, que se han incrementado un 571% frente al año anterior, señala el informe. Es algo que ya ha advertido el Ministerio de Trabajo, que entiende que las empresas recurran más a prescindir de los trabajadores por esta vía ahora que los contratos temporales están mucho más restringidos a causas concretas, y por tanto no lo considera preocupante.
Por otro lado, este 2022 los empleados con contratos fijos discontinuos, esa modalidad de contratación fija que ha generado polémica porque la oposición la considera un contrato temporal con «maquillaje» estadístico, suponen 4 de cada 10 contratos indefinidos. En comparación con enero del 2022, los fijos discontinuos han aumentado un 659%.