En este sentido, la EBA ha asegurado este martes que el «déficit» del capital mínimo Tier 1 se ha cerrado «considerablemente» desde el anterior periodo de referencia de diciembre de 2021, hasta el punto de que «se ha eliminado prácticamente» la diferencia restante para cumplir con Basilea III. «El impacto de la reforma se ha absorbido casi por completo», ha rezado el documento.
En general, los resultados del ejercicio de este año, que incluyen el impacto económico derivado de la pandemia hasta diciembre de 2022, apuntan a que el capital mínimo Tier 1 debería incrementarse un 9% para 2028. Además, los 600.000 millones de euros restantes se destinarían al ‘output floor’ y a afrontar los mayores requisitos de capital para encarar riesgos crediticios. Si se desglosan por tipos de entidades, las necesidades mínimas de capital Tier 1 para las bancos internacionales activos de gran tamaño con más de 3 billones de euros (Grupo 1) crecerán un 10%, al tiempo que para las instituciones de importancia sistémica global, que se incardinan dentro de dicho grupo, deberían incrementarse en un 16%. De su lado, el resto de entidades (Grupo 2) aumentarán su capital Tier 1 en un 3,6%.
La EBA ha señalado que el impacto de la implementación es un 50% inferior al que se registró en el ejercicio de 2021 por la «contribución menor» de los riesgos bursátiles y el «mayor efecto compensatorio del impacto del ratio de apalancamiento».