Una sustancia que además de ser adictiva y muy perjudicial para la salud física y psíquica de las personas, es una de las más peligrosas para la conducción. Una realidad que, por obvia, no sería noticia si no fuera por lo extendido de su consumo en nuestro país, carreteras incluidas.
Y es que los datos son contundentes: según las cifras oficiales del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, durante el pasado año, el 13% de los conductores fallecidos en accidente de tráfico a los que se les hizo el test toxicológico dieron positivo en cocaína, una proporción que se ha incrementado un 54% en la última década. Además, el 52% de los conductores que perdieron la vida en la carretera, es decir, más de la mitad, dieron positivo en drogas, alcohol o psicofármacos en estos análisis forenses. Unas cifras alarmantes que ponen de relieve la necesidad de adoptar una política de tolerancia cero con este tipo de imprudencias, que, cada año, influyen decisivamente en las estadísticas de mortalidad en carretera.
Por su parte, el perfil del conductor fallecido en accidente de tráfico tras haber consumido cocaína también arroja sorpresas y se aleja de algunos tópicos. Y es que los consumidores más habituales no son jóvenes, sino mayoritariamente hombres de entre 35 y 54 años que circulaban principalmente con turismos o motos. Los accidentes suelen ocurrir en época de ocio (por la noche, en verano y en fin de semana) y son principalmente vuelcos, choques frontales o golpes contra obstáculos.