En un comunicado, la Cámara de España ha recordado que en la actualidad han cambiado las circunstancias con respecto al momento en el que se crearon dichos gravámenes, y ha avisado de que ambos sectores «ya soportan una elevada carga fiscal». Para la Cámara de España, un impuesto para el sector energético sería «económicamente contraproducente» porque, entre otras consecuencias, podría poner en peligro futuras inversiones. En relación al sector bancario, la Cámara ha indicado que el gravamen impactaría «negativamente» en la competitividad del sector financiero español, lo que podría comprometer el flujo de créditos a empresas y familias..
Para el presidente de la Cámara de España, Bonet, es necesario «reducir la presión fiscal que soportan las empresas para incentivar la economía y, en definitiva, la creación de empleo», de igual manera «es imperativo establecer un marco regulatorio estable y predecible, que garantice la seguridad jurídica, atraiga inversiones y promueva la innovación».