La mayoría de las divisas del G10 cerraron la semana al alza frente al dólar, en particular la libra esterlina, que se disparó después de que el Banco de Inglaterra llevase a cabo el recorte más hawkish posible. Las divisas europeas se vieron impulsadas por la noticia de que Trump y Putin tienen previsto reunirse por primera vez desde la invasión de Ucrania este viernes. Las divisas latinoamericanas también obtuvieron buenos resultados, ya que a los inversores les atrae su valoración barata y el impacto relativamente más reducido que han sufrido por los aranceles de Trump.
El dólar se está manteniendo relativamente sólido hasta ahora, a pesar de los claros indicios de una desaceleración económica y del deterioro institucional general, ejemplificado recientemente por el despido de la directora de la Oficina de Estadísticas Laborales por publicar un informe laboral que no gustó a Trump. Será interesante ver si esta resiliencia se mantiene tras la publicación del IPC este martes, para el que se espera un mayor repunte provocado por los aranceles. En el Reino Unido, la atención se centrará esta semana en los datos del mercado laboral publicados el martes y los del PIB del segundo trimestre, el jueves.
GBP
La libra esterlina fue la divisa más interesante de seguir la semana pasada, ya que el Banco de Inglaterra dejó claro que le preocupa más la persistencia de la inflación de lo que el mercado creía. Aunque la reunión de agosto se saldó con una bajada de tipos, se necesitaron dos votaciones para alcanzar ese resultado (la primera vez que ocurre desde que se creó el Comité de Política Monetaria en 1997) y cuatro de los nueve miembros votaron en contra de una reducción. Mientras tanto, se mantuvo la orientación «gradual y cautelosa» con respecto a futuros recortes, y el comité también revisó al alza sus previsiones de inflación y crecimiento para 2025.
La libra se disparó ante la noticia y los inversores retrasaron sus expectativas para una nueva bajada de tipos hasta 2026. Esperamos más volatilidad en la libra esterlina esta semana, ya que los datos a publicar (del mercado laboral en junio y julio y el PIB del segundo trimestre) ofrecerán más información sobre el alcance de la desaceleración económica del Reino Unido. Sin embargo, las perspectivas son claramente estanflacionistas ahora mismo.
EUR
La moneda común está ausentándose de los titulares por ahora, ya que los meses de verano suelen transcurrir en Europa sin grandes noticias económicas o políticas. El panorama económico de la zona euro sigue siendo difícil. Los PMI siguen indicando un cierto estancamiento económico y el sector manufacturero alemán aún no ha notado el impacto del paquete fiscal anunciado a principios de año (no esperamos que se note hasta 2026).
Los aranceles del 15 % acordados con EE. UU. han permitido que la UE evite el escenario arancelario más desfavorable y deberían proporcionar una mayor certidumbre para las empresas, pero siguen siendo un lastre para el crecimiento en un contexto de debilitamiento de la demanda externa. En definitiva, creemos que será difícil que el euro se aprecie mucho más de aquí en adelante. No obstante, la reunión entre Trump y Putin el viernes será seguida muy de cerca, y cualquier noticia positiva en este sentido podría proporcionar al euro un ligero impulso.
USD
Los datos económicos estadounidenses siguen arrojando fuertes indicios de estanflación, ya que el mercado laboral se está ralentizando (aunque sin signos de despidos sistemáticos), la demanda de los consumidores crece a un ritmo lento, y las presiones inflacionistas se mantienen elevadas. Las cifras del índice ISM de confianza empresarial de la semana pasada reflejan esta situación, ya que los datos de julio muestran un crecimiento lento de los pedidos, pero un subíndice de precios pagados al alza, probablemente debido al impacto inflacionario de los aranceles.
Esta semana se producirán dos pruebas cruciales que confirmarán o desmentirán esta narrativa de estanflación estadounidense: se espera que la inflación del martes muestre una presión alcista persistente en el subíndice subyacente. El informe de ventas minoristas de julio, que se publicará el viernes, también nos dará una lectura oportuna del estado del motor de la economía estadounidense: la demanda de los consumidores. En definitiva, nos parece razonable que se descuenten aproximadamente dos recortes por parte de la Reserva Federal en lo que queda de año, pero cada informe sobre la inflación cobrará mayor importancia dada la gran incertidumbre sobre quién asumirá el coste de los aranceles: los exportadores, las empresas o los consumidores.