El pacto, comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores poco después del cierre de la Bolsa, dará el 100% del control accionarial de RSRUK a la petrolera española, que tras los beneficios récord cosechados el año pasado y la venta del 25% de sus filiales de exploración y producción y renovables tenía una posición de caja más que boyante.
La operación no tendrá, según Repsol, “un impacto significativo” en su cuenta de resultados, dado que ya había dotado una provisión de 800 millones de euros para hacer frente a los costes derivados del arbitraje con la firma china. Una vez consolidada en sus cuentas la totalidad de la caja que tiene RSRUK, “el impacto neto de flujo de caja para la compañía será de 1.100 millones de dólares (algo menos de 1.000 millones de euros)”, explica en la nota remitida al regulador bursátil. El acuerdo es estratégico para Repsol, ya que le permite dar por cerrado los frentes legales que mantenía abiertos con Sinopec —aliado suyo en Brasil—, una vez que se cierre la operación, previsto para antes de finales de este 2023.
El cierre de la operación significará la resolución del largo procedimiento arbitral tras la adquisición por parte de Sinopec de la participación en RSRUK al grupo canadiense Talisman, posteriormente comprado por la petrolera española. El litigio se remontaba a 2015, cuando Sinopec presentó una demanda relativa a la compra del 49% de las acciones de la firma británica en 2012 y los compromisos de inversión que adquirieron junto a entonces Talisman. Desde entonces, ambas compañías mantenían la disputa abierta, con demandas y contrademandas, con la petición por parte de Sinopec de una indemnización de 5.500 millones de dólares (unos 5.100 millones de euros) por los daños de la inversión comprometida en la sociedad conjunta en Reino Unido que tenía entonces con la canadiense Talisman.