Esta fórmula, paralela al despido, pero que no se considera tal ni cuenta con indemnización, se ha convertido en uno de los puntos débiles de la reforma laboral, que castiga a especialmente a los trabajadores con contrato indefinido, cuyos ceses se han disparado un 837% desde que la norma está en vigor. Pero la estrategia de Trabajo se limita a reducir el papel de la negociación colectiva y no toca la verdadera raíz del problema: la volatilidad endémica del empleo en España.
A falta de conocer el texto, la ministra de Trabajo parece haber convertido la transposición de la directiva europea de transparencia en las condiciones salariales en una suerte para corregir flecos que quedaron pendientes de la reforma laboral de 2021, como el despido o ‘dimisión forzada’ por rechazar una modificación sustancial en las condiciones laborales, como un recorte de jornada, la unilateralidad en dichos cambios. Pero en lo que se refiere al periodo de prueba no se incluyen novedades respecto a un plan diseñado en la Legislatura anterior.