Según fuentes de Interior, ese contrato, publicado en el BOE el pasado de abril, para las placas de los chalecos antibalas no se considera sujeto al compromiso de no suscribir contratos de compraventa de armas con empresas israelíes, ya que se trata de un material de protección.
Las mismas fuentes han precisado que concursaron otras tres empresas, pero fueron declaradas «no aptas» por la Mesa de Contratación porque sus productos no cumplían los requisitos técnicos fijados en el pliego de licitación.
Mientras, el Ministerio de Defensa ha asegurado a Efe que no compra armamento ni munición a Israel, aunque mantiene dos programas con tecnología de ese país.
Así, el Consejo de Ministros aprobó el 3 de octubre de 2023 la compra de 168 sistemas de misiles contra carro SPIKE LR2 para el Ejército de Tierra y la Infantería de Marina, un contrato con un valor estimado de 285 millones de euros, que desarrolla la compañía española Pap-Tecnos, cuyo proveedor tecnológico, según Defensa, es la empresa israelí Rafael, y que «no es sustituible».
Además, también está en marcha el programa del lanzacohetes de largo alcance SILAM, de cuyo desarrollo y fabricación en España se encarga Escribano y Expal, propiedad de la compañía alemana Rheinmetall. En la cadena de suministros Expal podría incluir un componente tecnológico bajo licencia de la israelí Elbit, que tampoco es sustituible, señala Defensa.
En cuanto al programador M339 Setter espoleta 120 mm, con el que se pretendía mejorar la eficacia de la munición de los carros de combate Leopard, su licitación fue paralizada el 26 de noviembre al comprobar que la empresa a la que podría adjudicarse era la israelí IMMY, por lo que no se formalizó ningún contrato.