En efecto, por mucho que desde el Gobierno en funciones se trate de sortear la realidad de la propuesta de J`unts, tal y como ha hecho la ministra portavoz en la rueda de prensa celebrada tras el Consejo de Ministros de hoy, no puede haber suelta de hoja y eso que la ministra se ha negado a dar una respuesta sobre la postura del Ejecutivo, y se ha limitado a reiterar que su «marco» es la «Constitución».
Es mas, en ese evento, tanto Rodríguez, que ha sido apelada hasta en cinco ocasiones y de manera directa respecto a la posible legalidad de una amnistía, como el titular de Interior Grande-Marlaska –que ejerció como magistrado de la Audiencia Nacional durante más de un lustro– han contestado con evasivas a las preguntas de los periodistas. «Está todo muy claro. Las medidas que se adoptan por el Gobierno siempre están dentro del marco de la Constitución», ha manifestado Marlaska tras ser preguntado por su opinión acerca de la amnistía como experto en Derecho.
A su vez, la ministra portavoz ha relatado que «nuestro marco es el que expresó el presidente del Gobierno, la Constitución. Tenemos una herramienta, el diálogo, un marco, la Constitución, y un objetivo, la convivencia. Es incuestionable que la situación en Cataluña es infinitamente mejor que hace cinco años». Lo único que ha querido recalcar la representante del Ejecutivo, y de soslayo, es que «nuestras posiciones están en las antípodas» de la unilateralidad.
Sin embargo, el expresidente y es secretario de los socialistas González ha sido muy claro cuando le han preguntado al respecto «en la Constitución no cabe ni la amnistía ni la autodeterminación»
Es decir las bromitas de la señora Rodríguez con lo de que viene el lobo y el miedo de los españoles no están justificadas ante la amenaza real de violación de la Constitución que va a intentar su jefe, para poder seguir sentado en La Moncloa, lo cual no deja de ser una barbaridad, que no por anunciada deja de ser eso un tremendo despropósito fruto de la ambición desmedida y la soberbia de un líder que ha aparcado cualquier valor moral con tal de ostentar el poder.
Menos mal que tarde o temprano el poder se aota y pasa a otras manos.