Visto y analizado ha preparado un gobierno de, primero fíeles y obedientes socialistillas escasos de contenido intelectual, pero perros de presa frente a todos los que osen atacarle. Así que los pocos técnicos que le quedaban véase Escrivá o incluso Calviño pasan a un segundo plano y los bóxer tipo Bolaños o Puente tomarán la iniciativa de las broncas, porque de gabinete político nada de nada.
La política para Sánchez no es otra cosa que levantar muros, como ya ha anunciado durante su discurso de investidura. Porque esa es la nueva denominación que ha recibido el famoso cinturón sanitario de Zapatero y que ha venido plasmándose en cada una de las intervenciones de los aliados de Sánchez. Si las recuerdan, una vez que los Bildu, Junts o ERC habían advertido al candidato a ser investido de que en esta ocasión no cabina los juegos malabares, pasaban inmediatamente ha defender que ellos eran los únicos, los progresistas, los capaces de llevar a España hacia unos nuevos derroteros mas libres y mas autonómicos.
Y claro esta el gran enemigo de este super objetivo político es, ni mas ni menos el único que puede echar a don Pedro de La Moncloa, el señor Feijoo. Así que todos y todas las baterías contra el, hasta dejar fuera de combate todo lo que le rodea o puede ser utilizado para la mas mínima crítica contra la acción de Gobierno o de la persona de su líder.
Ese va a ser el trabajo político de este gran equipo de nada menos que 22 ministros y sus correspondientes gabinetes y equipos.
De la gestión del país, olvídense. Ese es un problema de los independentistas, no de Sánchez y este super Gobierno. Lo importante es anular a Feijoo de cara a las próximas convocatorias.