El único rostro serio y consciente de lo que estaba pasando era el del rey Felipe, que una vez más, como hiciera en el acto de jura del presidente del Gobierno ha permanecido serio ante el espectáculo de prometer lealtad a su figura, -vaya broma- y de cumplimiento de la Constitución – vaya tomadura de pelo- que han ofrecido veintidós jocosos ministros en cuyas manos estarán la Hacienda y las vidas de cuarenta tantos millones de españoles, porque no lo olvidemos muchas cosas. O más bien, casi todas ellas dependerán de ellos durante los próximos cuarenta y ocho meses: ¡toda una vida¡.
Por otra parte, a los veintidós ministros habrá que sumar los sucesivos escalones de mando, es decir, secretarios de Estado, directores generales, colaboradores y demás personajes que mandarán en cada uno de esta veintena larga de misterios, aunque algunos de ellos ya me contaron ustedes para que se han creado, como él de ”infancia y juventud” o transformación digital, incluso si me apuran el mismísimo de igualdad, todos ellos perfectamente prescindibles, pero es necesario dar de comer a muchas bocas que han apoyado al señorito en su batalla por lograr la investidura y eso hoy que pagarlo.
En este contexto hay que darse cuenta de que las cosas no son como nos cuentan, ya que hay muchas circunstancias que se han callado estos días, y no digamos en la campaña de este verano. Así, por ejemplo, en el mismo momento de la presentación de su cargo la señora Diaz ha anunciado que sus primeras medidas en esta legislatura serán la reforma de la protección asistencial por desempleo (subsidios) y la subida para 2024 del salario mínimo interprofesional , para la que pretende convocar «de inmediato» a sindicatos y empresarios. Es decir, nada de lo que nos vendieron en junio es válido, todo mentira
Y para colmo, la ministra, a la vez que vice, esta eufórica, al igual que todos los ministros que han jurado hoy sus cargos y se permite parrafadas chulescas como la siguiente dirigida al presidente de la CEOE: «Querido Antonio, que yo sé que a ti te hubiera gustado que nuestra relación fuera un poco más precaria y que probablemente las personas que ocuparan este cargo fueran otras. A pesar de esta broma, sabes muy bien que vamos a seguir trabajando por el bien de nuestro país. Vamos a seguir dialogando siempre. Algunas veces no estaremos de acuerdo y otras veces sí, pero lo importante, como digo siempre, es que el diálogo es un método y cuando hay diálogo social, las partes enfrentadas siempre dejan su impronta».
Para esta pandilla el rodillo es poco, pretenden pasar la apisonadora y no dejar ni rastro de nada, ni de nadie que no sean ellos mismos y sus ideas