Y es que si nos han informado de que el terrorismo ya no es lo que era y que Puigdemont es inocente de todas sus fechorías, ahora resulta que también los fiscales son, pues no se sabe muy bien que, pero una gran parte de ellos, pueden entrar a formar parte de esa categoría de personajes que son descalificados una y otra vez por no plegarse a los deseos de la pareja de descerebrados capaces de mentirnos, engañarnos o manipularnos con tal de conservar el sillón de La Moncloa y/o ser amnistiado, porque de eso se trata, no de salvar al país o gobernar con decencia, no, eso es lo de manos.
En ese contexto, y tras el informe de los fiscales del Supremo en el que una abultada mayoría de ellos reconoce que Puigdemont esta mas cerca del terrorismo que de la inocencia, el Ejecutivo por boca de su portavoz, afirma ser plenamente consciente de que cada paso que da la Justicia los posconvergentes se ponen nerviosos y les complican, cada vez mas eso de mantener su posición de «respeto» a las decisiones del ministerio público y de los tribunales.
Y claro para no romper la baraja tienen que hacer equilibrios y medir las palabras o en Waterloo descuelgan el teléfono y dan un capón en forma de amenaza de ruptura.
Automáticamente el inefable ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Bolaños, sale al la palestra diciendo eso de que estos informes se enmarcan en la «normalidad democrática» y que es un simple la decisión de la Junta de Fiscales del Tribunal Supremo sobre la causa de Tsunami Democràtic. Pero que quien tiene de verdad la última palabra en este tema es la teniente fiscal del Supremo y número dos de la Fiscalía General del Estado, Sánchez Conde, nombrada como no podía ser de otra manera por la ex ministra de Justicia Delgado y que todos se tranquilicen que aquí no pasa nada.
Así que en los próximos días veremos como entre unos y otros nos darán una nueva versión del problema que nada tendrá que ver con lo sucedido pero cuadrara con sus planes de dejar el Estadoi de Derecho como unos zorros.