Lo importante, lo que de verdad cuenta a efectos de currículum político en el partido es la acusación, la descalificación y la amenaza al contrario como otrora sucedía hace ya muchos años. Es decir, ha llegado a tal nivel la temperatura, el calentamiento entre facciones que las filas gubernamentales han iniciado las hostilidades con todas las herramientas a su alcance incluida la fiscalía o la inspección fiscal.
Y no es broma lo que decimos es la realidad, porque de las amenazas hoy se ha pasado a los hechos. En concreto, nada menos que la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda mandó callar a los diputados del PP, los señaló y les amenazó con un enigmático «cuidao» , mientras Sánchez exigía a Núñez Feijóo la dimisión de Díaz Ayuso, y todo porque una una cámara traidora del propio Congreso captó la advertencia de Montero,
Así que todos los diputados de la oposición pudieron escuchar el intento de intimidación de quien tiene información privilegiada de la inspección de la Agencia Tributaria que la utiliza en beneficio propio y de su partido.
El primer caso de este tipo de actuaciones la mismísima Díaz Ayuso acusada de no se sabe muy bien por tener un novio que dice que ha defraudado no se cuantos miles de euros, pero sin aportar ni un solo papel.
Tan es así que la presidenta madrileña ha tenido que defender en rueda de prensa que un tal González Amador, su ya famoso novio, es una persona que «lleva trabajando toda su vida» y que cuando lo considere dará las explicaciones pertinentes. Invita, en todo caso, «a preguntar a Moncloa», dado que el «aumento patrimonial» que se le atribuye viene derivado no de contratos con la Comunidad, de los que «no hay uno solo», sino de contratos con la Administración de Sánchez, en lo privado. «Illa lo hacía con dinero público», afirmó.
Junto a ello. Díaz Ayuso mando un recadito a Sanchez señalando que sus gastos derivan de su salario «a diferencia de tantos políticos de este país, presidente, secretarios de Estado, altos cargos o ministros». «A mí los ciudadanos no me pagan la vivienda, ni la peluquería, ni el transporte, ni el jardinero, ni la limpieza, ni todo lo que le pagan a él y a su familia».
Si esto no es el inicio de una batalla cruenta que venga alguien y me lo cuente.