Con excepciones, en 8 de los 15 países donde se ha realizado el estudio, los bancos muestran un nivel medio de reputación débil. En concreto, los resultados desprenden que es en los países con niveles más bajos de bancarización donde el sector consigue su índice de reputación medio más elevado. Por el contrario, es en los mercados más maduros, con consumidores más exigentes, donde su reputación es más débil al no ser capaces de cumplir con las expectativas de sus clientes.
Así, destaca el caso de España, que cuenta con el indicador de reputación más bajo de los países analizados, con 37,3 puntos. En el extremo opuesto se sitúa Honduras, con una media de 56,3 puntos, único país cuyo sector bancario tiene una reputación considerada como “fuerte”.
En concreto, el sector bancario iberoamericano presenta debilidades en la percepción de atributos de gran importancia que deberían convertirse en prioridades de actuación para esta industria. En este contexto, la banca recibe su peor valoración en los atributos “acceso al crédito” y “promoción de la educación financiera”. Por el contrario, las mayores fortalezas sobre las que anclar el posicionamiento del sector y en las que la percepción es más positiva son la “experiencia o trayectoria en el país”, la “igualdad (no discriminación) de las personas”, la “seguridad de las operaciones” y el “desarrollo tecnológico”.
Según los resultados del estudio, las variables relacionadas con los criterios ESG explican casi la mitad de la reputación del sector bancario. En concreto, las dimensiones “compromiso social” e “integridad” explican el 48,6% de la reputación de las entidades, lo que demuestra que el impacto social positivo y el comportamiento ético son exigencias de la sociedad especialmente relevantes para el sector. Sin embargo, los consumidores no parecen tener muy claro cómo los bancos contribuyen a la protección del medioambiente y la lucha contra el cambio climático, centrándose únicamente en cuestiones anecdóticas como el ahorro de papel o el fomento del reciclaje. Prácticamente ningún entrevistado hace referencia a la aplicación de filtros medioambientales en la toma de decisiones de concesión de créditos, lo que sugiere una 3 oportunidad para el sector de divulgar su rol instrumental como agentes positivos de cambio en la sociedad. El rol de los bancos
Según los entrevistados, el principal rol de la banca en la sociedad es el de ofrecer financiación a las personas y organizaciones, apoyar el emprendimiento y ayudar a las familias y a los jóvenes en sus proyectos de vida. Asimismo, también destaca, junto al mencionado impacto social positivo, su contribución a la educación financiera. Por último, se reconoce su importancia para el engranaje económico del país y su posición como pilar necesario para sustentar el desarrollo y el crecimiento. Sin embargo, la valoración de los consumidores sobre el grado de cumplimiento de este rol es, en términos generales, baja, aunque con importantes diferencias entre países. En aquellos países donde la percepción de este cumplimiento es mayor, el sector goza de una reputación más fuerte.