Lo que más inquieta al socio minoritario de la coalición es que la crisis abierta «se arrastrará durante más de un mes», con lo que el «daño» para el Ejecutivo será «mayúsculo». El cálculo temporal obedece a los tiempos del Congreso: este próximo martes, la Mesa previsiblemente calificará las iniciativas de PP, Podemos y Sumar y ordenará su publicación en el Boletín Oficial de las Cortes Generales. El Gobierno dispone de 30 días para manifestar su disconformidad y, si así lo hace, el órgano rector de la Cámara es el que tiene la potestad para aceptar ese veto o para desecharlo. Los cuatro representantes del PP y los dos de Sumar agrupan mayoría absoluta, con capacidad por tanto para levantar ese freno
En Sumar avanzan que, si no hay negociación previa con los socialistas, no tendrán problema en utilizar su voto para quitar el veto que llegue de Hacienda, con el concurso del PP. Y sostienen que no habrá dificultades para armar una única iniciativa de consenso del resto de la Cámara frente a un PSOE aislado, porque el denominador común es claro: revertir la decisión de Hacienda, un objetivo con el que también coinciden los sindicatos y la patronal. «María Jesús tiene a todo el arco parlamentario en contra, hemos hablado con todos los grupos», repiten desde el círculo de Díaz.
Una vez que la iniciativa se comience a tramitar, pueden caber ciertos giros, como que PP, Vox, Junts y PNV acuerden un texto común que no compartan Sumar ni el resto de socios La formación de la vicepresidenta sí enfatiza que, si finalmente no hay negociación, no dará marcha atrás, porque esta es una de sus banderas claras. Por eso defienden que, antes de que la crisis se agrave, antes de que estallen las costuras de la coalición en la Cámara baja, es mejor cerrar un acuerdo antes. «Cuanto más se enroque, peor. Pero llegados a este punto, solo te queda derrotarla en el Congreso. No nos deja más margen. Y aunque nosotros quisiéramos apearnos, no sería ya posible, porque el resto de los grupos no va a soltar la presa», aseguran con preocupación fuentes próximas a Díaz. «Nosotros estamos convencidos de que tenemos razón. Pero evidentemente podemos perder», replican en la Moncloa, «y aunque nos arreglemos con Sumar, esto se vota en el Congreso».
«No pensamos hacer nada», resuelve otra fuente del equipo directo de Sánchez. Y ante la hipótesis de que al final el PSOE salga derrotado, este cargo quita hierro por el peso de la foto final, que podría volverse contra la vicepresidenta segunda: «Sumar votando con PP y Vox».
«La cuestión de fondo es quitar dinero a la gente que menos cobra», resumen en Sumar, donde sí se muestran abiertos a que en el futuro el salario mínimo pueda estar sujeto a retenciones, pero no ahora, porque no es suficientemente alto. Montero adujo que el informe recuerda que el Comité Europeo de Derechos Sociales, el encargado de vigilar el cumplimiento de la Carta Social por parte de los países firmantes, establece que el salario mínimo «no debe quedar por debajo del 60% del salario medio de un trabajador a tiempo completo, considerados ambos en términos netos». O sea, tras el pago de impuestos. Si el nuevo SMI de 16.576 euros brutos no tributase, su cuantía rondaría el 70% del salario medio neto, por encima de lo aconsejado. «Pero es que no hablamos del 60% del salario medio como objetivo, sino como punto de partida para a partir de ahí crecer», observan en Sumar. «Nosotros», defienden en la Moncloa, «nos hemos basado en un informe de expertos que nos dijeron que subiéramos un 4,4% el SMI para que a los que pasen a tributar les compense. Y eso hicimos».
En el equipo de Díaz aseguran no entender que los socialistas les quieran llevar «hasta el precipicio». «Ahora bien, la tensión nos viene bien, porque se ha visto que esto a Yolanda le da más presencia y la prueba es que Podemos está que rabia», rematan.