Lo hizo en una rueda de prensa celebrada en Madrid en la que participaron su director, Ricardo Ibarra; Eva Gracia, autora del informe; y Débora Quiroga, técnica de incidencia en pobreza infantil de la organización.
En la presentación del estudio, Gracia observó que 2023 no fue un buen año en términos estadísticos para la infancia, ya que “se han roto las expectativas respecto a 2022”. Prueba de ello es que un total de 2,7 millones de chavales, el 33,9%, se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social en España, un 1,7% más que en 2022, lo que convierte a la infancia en el colectivo social más expuesto a la pobreza.
Ello se debe, a que el escudo social puesto en marcha por el Gobierno durante la pandemia contribuyó a “mantener”, pero no a reducir la pobreza infantil en España, a lo que se añade la tardanza a la hora de recibir las ayudas sociales y que éstas no llegan a todas las personas susceptibles de recibirlas.
El trabajo elaborado por la Plataforma de Infancia también pone de manifiesto que el segmento de edad comprendido entre 0 y 3 años es aquel donde más ha aumentado el riesgo de pobreza o exclusión social; en el que comprende a quienes tienen entre 4 y 12 años las cifras se mantienen estables; y en el que se ajusta a quienes tienen entre 13 y 17 años se concentra los chavales con mayor riesgo de caer en esta situación.
Estas cifras colocan a España como el segundo país de la UE con la tasa de pobreza infantil más alta, sólo superado por Rumanía.
A su vez, 112.000 chavales en España, un 2,5% del total, están en riesgo de pobreza o exclusión social, viven en hogares con baja intensidad de empleo y con carencia material severa.
En ese sentido, el 21,5% de los menores de edad reside en hogares con carencias materiales y el 10,8% en hogares con carencias materiales severas, la cifra más alta desde que en 2008 comenzaron los registros de esta estadística.
Por su parte, el estudio señala que 554.000 chavales se encuentran en riesgo de malnutrición en España, ya que no pueden comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días; 1.560.000 viven en hogares en los que no se puede mantener una temperatura adecuada; 3.438.000 reside con familias que no pueden hacer frente a gastos imprevistos; 2.738.000 no puede disfrutar de una semana de vacaciones al año; y 660.000 no disponen de equipos informáticos ni de una conexión a Internet adecuada.
Del mismo modo, el 54,9% de los menores de edad vive en hogares que tienen dificultades para llegar a final de mes, el 11,9% reside con familias que tienen un gasto elevado o muy elevado en términos de compra o alquiler de vivienda, el 18,8% vive en hogares en los que hay retrasos en el pago del alquiler, la hipoteca o las compras a plazos y el 25% habita en viviendas inadecuadas.
El 34,7% de los chavales que viven en zonas rurales se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, el peor dato histórico.
Por su parte, el 73,3% de los chavales cuyos padres tienen un origen extranjero están en riesgo de pobreza o exclusión social, el 51% de los que uno de sus progenitores es extranjero se encuentra en esta situación, al igual que el 25,1% de los que sus padres son españoles.
El 53,1% de las familias monoparentales, el 51,7% de las familias con tres menores de 18 años y el 71,3% de los hogares con más de tres hijos menores edad de edad también se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social.
Por formación académica de sus progenitores, el 76,4% de los chavales cuyos padres tienen estudios de primaria está en esa situación, al igual que el 60% de cuyos padres han cursado el primer nivel de estudios de secundaria, el 47,4% de cuyos padres han alcanzado el segundo nivel de estudios de secundaria y el 16,9% de cuyos padres tienen estudios superiores.
Por territorios, País Vasco es la comunidad autónoma con menor presencia de chavales en riesgo de pobreza o exclusión social (19,6%) y Andalucía la que más (46,8%); mientras que Canarias es el lugar donde más ha caído esta tasa (-4%) y Baleares donde más ha crecido (8,1%).
El estudio también señala que España es el país de la UE que menos ha logrado reducir la pobreza a través de transferencias sociales (5,9%), a pesar de que el 9,2% de las familias recibe algún tipo de ayuda.
Por último, la Plataforma de Infancia plantea para hacer frente a la pobreza infantil las siguientes medidas: crear una ayuda a la crianza universal a través de deducciones fiscales reembolsables en el IRPF, asegurar un mínimo de permiso parental remunerado de cuatro meses por progenitor o progenitora, abordar cambios en el IMV para que llegue a los menores más vulnerables, mejorar la coordinación entre el IMV y las Rentas Mínimas de Inserción, desarrollar el sistema de garantía infantil, avanzar en el compromiso de la universalización de la educación de 0 a 3 años, crear políticas específicas para los chavales con edades comprendidas entre 13 y 17 años, aumentar el gasto público en becas y ayudas al estudio hasta el 0,44% del PIB en 2025, poner en marcha un plan estatal de inclusión educativa contra todas las formas de educación y garantizar el acceso al comedor escolar a todos los menores en situación de pobreza.