En efecto, el mundo de la automoción no es ajeno a este auge de la usabilidad: entre los conductores crece la idea y la necesidad de disponer de un vehículo sólo para cubrir sus desplazamientos en cada momento, tanto a nivel personal como profesional.
En la actualidad, 9 de cada 10 españoles reconocen al renting de vehículos como una alternativa real de movilidad. De ellos, más de la mitad de los conductores estarían dispuestos a cambiar su vehículo en propiedad por un modelo de pago por uso, ya sea suscripción, renting, carsharing, carpooling u otro tipo de fórmula.
Se trata de fórmulas de movilidad que atienden las necesidades y demandas de los usuarios con una mayor adaptación y una mejor flexibilidad, de manera que se han posicionado de forma excelente en el mercado de la nueva movilidad: desde sus inicios, la esencia de este tipo de movilidad fue cubrir las necesidades de las flotas de grandes empresas, adaptándose a los niveles de productividad de las pymes y, más recientemente, a los intereses de los autónomos y particulares.
Sin duda, el pago por uso ha facilitado a todos los conductores el acceso a vehículos más modernos, más sostenibles y avanzados tecnológicamente, sin la necesidad de realizar importantes desembolsos económicos y con la ventaja de poder cambiar de coche en un plazo de tiempo relativamente corto, de manera que el vehículo se adapte siempre a las circunstancias personales y profesionales de cada momento, con contratos flexibles que van desde los 6 meses a los 5 años, aproximadamente.
Por lo tanto, adaptación y flexibilidad a los diferentes contextos han favorecido el crecimiento del pago por uso. Además de estas cualidades, estas fórmulas de movilidad proporcionan también una satisfacción plena a los usuarios ya que, no solo cubren las necesidades de transporte, sino que el pago por uso contribuye decidida y definitivamente al compromiso con la seguridad vial, a la eficiencia en la conducción, a la economía circular, a la digitalización, a la gestión inteligente y, por supuesto, a la búsqueda real de un modelo de movilidad más comprometido con el medio ambiente.
En este sentido, la implementación de la tecnología para implantar la movilidad sostenible es el motor que impulsa la I+D+i de la automoción en general y de la industria del pago por uso en particular, posicionando a este sector como un agente activo en el cumplimiento de los ODS y los propósitos de la Agenda 2030.
Tal es su compromiso con la sostenibilidad, que ha focalizado todos los esfuerzos y recursos en este sentido, trabajando mano a mano con las Administraciones Públicas, las empresas y otras organizaciones para atender las demandas de los ciudadanos. Este impulso ha permitido al sector la generación de un ecosistema llamado a encauzar y a plantear propuestas de movilidad de vanguardia que van a contribuir definitivamente al avance de la transición hacia la descarbonización.
Y lo hace también a través de soluciones telemáticas, plataformas digitales, el uso del Big Data y la inteligencia artificial, que favorecen las gestiones de las flotas y fomentan la digitalización entre los usuarios, reduciendo consumos y mejorando la seguridad. Todo ello, con el objetivo, además, de optimizar las necesidades de transporte de los usuarios, cubrir las demandas de desplazamiento de todos los ciudadanos y mutualizar todos y cada uno de los servicios ofrecidos, consolidando y popularizando una movilidad conectada, multimodal y sostenible.
En este escenario, es evidente que el pago por uso se posiciona como una fórmula de movilidad que va a transformar para siempre la sociedad y que ya ha cambiado por completo la forma de vivir.