Aunque con menor intensidad, la prima de riesgo española también asciende estos días y se sitúa en máximos de seis meses, entorno a los 110 puntos básicos.
Septiembre se encamina a ser el peor mes del año para la deuda soberana, después de que los bancos centrales hayan aguado la expectativa de un giro en su política monetaria y la esperanza de bajadas de tipos el año próximo. El aumento del precio del dinero está ya muy cerca de haber tocado techo, si no lo ha hecho ya, pero el horizonte para los próximos meses es aún de máxima incertidumbre. Solo los próximos datos de inflación permitirán confirmar si la Fed y el BCE ha alcanzado el objetivo de embridar de forma definitiva el alza de los precios y, en todo caso, los recortes de tipos no serían ni mucho menos inmediatos. La perspectiva es una larga meseta para el precio del dinero al elevado nivel actual, sin que la amenaza de recesión, al menos en la zona euro, apunte a ser motivo para abrir la mano a próximas bajadas de tipos.
El rendimiento del bono español a una década ha trepado en el mes de septiembre desde el 3,48% hasta el 4,01% de hoy. Supera la cota del 4% por primera vez desde 2013, año en que la deuda soberana española aún estaba recuperándose de la dura crisis que había estallado el año previo, coincidiendo con el rescate a la banca. Ya en 2014, solo el día 1 de enero el bono a una década estuvo por encima del 4%. El aumento de rentabilidad es común al conjunto de plazos y por ejemplo el bono soberano español a dos años se paga en el mercado al 3,665%, frente al 3,372% de finales de agosto.
El alza de rentabilidades en los bonos deja pérdidas a los inversores, por la depreciación que supone para el activo, pero ofrece también la garantía de un ingreso anual por el cobro del cupón notablemente superior al que podía obtenerse antes del inicio de las alzas de tipos. La rentabilidad del bono al 4% es también un serio competidor para la inversión en Bolsa, en especial para la vertiente más conservadora, la que busca la rentabilidad por dividendo.
Este aumento de las rentabilidades se va a reflejar inevitablemente en un mayor coste de financiación para el Tesoro español, que probablemente se hará notar en las próximas subastas de letras. En la de principios de septiembre, el tipo que pagó el Tesoro por las letras a 12 meses, del 3,6%, estaba en línea con el interés que exigía el mercado entonces por el bono a 10 años, también del 3,6%. A mediados de agosto, el Tesoro español había cubierto el 73% de toda la financiación a medio y largo plazo prevista para 2023. El coste de emisión de la nueva deuda se ha disparado desde el mínimo del -0,04% de 2021 al 3,3% de agosto, máximos de 2011.