Así lo ha advertido el jefe de la unidad central de falsificación de moneda de los Mossos d’Esquadra, el sargento Sánchez, uno de los máximos especialistas en España, que ha detallado que en Cataluña se intervinieron el pasado año 14.800 billetes falsos -en su mayoría de 20 y de 50 euros- y ha pronosticado: «Mientras se acepte el efectivo, se falsificará». Según los datos de los Mossos, el pasado año crecieron un 16,9% las denuncias e incautaciones de dinero falsificado en Cataluña, manteniendo una tendencia al alza que se había disparado en 2021, cuando subió en un 152%, tras una drástica caída del 54% en 2020 -al bajar la actividad por el Covid-, y un descenso del 7,2% en 2019.
Sánchez, especializado en la lucha contra la falsificación de moneda desde 2004, ha asegurado que, pese a que las medidas de seguridad en la emisión de billetes son más sofisticadas, cada vez se falsifica «mejor» y con menos dificultades.Y el terreno sigue abonado porque, según un reciente estudio del Banco de España, el efectivo continúa siendo el principal medio de pago en España, ya que el 65% de la población lo usa a diario en establecimientos físicos, seguido de la tarjeta (32%) y de los dispositivos móviles, utilizados por el 10% de los ciudadanos, frente al 7% de 2022.
En los últimos años, los Mossos han detectado una «evolución» en la manera de adquirir los billetes falsificados: antes de 2018 o 2019, sin contactos en estas redes criminales era difícil que cualquier persona los pudiera comprar para luego colocarlos y obtener beneficio.
Pero la situación ha cambiado rápidamente en los últimos años: hoy en día, explica el sargento, desde la internet oscura (Deep Web) o desde algunas aplicaciones de redes sociales o de mensajería se puede acceder a canales para comprar los billetes falsos, que se pagan habitualmente con criptomonedas para no dejar rastro. De forma paralela a la mayor facilidad de acceso, también está repuntando la producción, incluso aprovechando los billetes de «atrezzo» que se venden legalmente -por ejemplo para películas-, especialmente desde China, que incluyen una franja impresa advirtiendo que son copias.
Estos billetes se adquieren de forma legal, a un precio muy bajo -porque no tienen elementos de seguridad-, en grandes cantidades y se «tunean» para que parezcan los de curso legal, utilizando herramientas que se pueden obtener también a través de Internet, como etiquetas con hologramas tridimensionales: de esta forma, se logran billetes falsos sin tenerlos que comprar a un falsificador.
Los falsificadores actúan tanto en pequeñas imprentas locales como a gran escala, como el taller especializado en billetes de 500 euros, el mayor hasta entonces en Europa, que se desmanteló el pasado año en Valencia en una investigación dirigida por los Mossos, en colaboración con el Banco de España. Las imprentas con más años funcionando son las que se ubican en el sur de Italia, y que se han extendido también en Bulgaria, controladas por la Camorra italiana, muy difíciles de desarticular y que producen una gran cantidad de billetes falsos de 10, 20, 50 y 100 euros, muchos de los cuales tienen como destino Cataluña y el resto de España.
De hecho, en uno de sus últimos golpes, los Mossos han detenido a seis personas en una operación en la que han desmantelado en Lleida a un grupo que introducía billetes falsos de 50 euros, procedentes de Italia, y los colocaba en locales de ocio nocturno de Barcelona y a través de aplicaciones de compraventa.
Uno de los detenidos en esta operación, en la que se han intervenido 500 euros en billetes falsos, está investigado también por enviar 1.000 euros falsos al extranjero a través de una empresa de intercambio de divisas y por pagar con moneda falsa a una prostituta. Según el responsable de los Mossos, los billetes falsificados de alto valor, de 100, 200 y 500 euros, se acostumbran a utilizar en estafas entre bandas criminales, por ejemplo en la compra de drogas, o en tiendas de lujo -donde se usan artimañas como ofrecer en primer lugar un billete auténtico para que pase los filtros de seguridad y con una rápida maniobra se acaba cambiando y pagando con los falsos-, y últimamente también en algunas grandes cadenas de supermercados.
Pero los que más se colocan, y más se fabrican, son los de 20 y 50 euros, los billetes que más se utilizan en el día a día.
Según Sánchez, el falsificador acostumbra a vender los billetes a un 10% de su valor real, por lo que uno de 500 euros costaría 50, aunque si hay intermediarios se podría elevar su precio hasta unos 100 o 150 euros. Los Mossos insisten en que es «imposible» saber la cantidad de dinero falsificado que circula, porque los que se incautan son solo una parte.
Y no solo los billetes: también circulan muchas monedas falsas, que pasan de mano a mano sin que nadie lo sepa. Una de dos euros se vende por un euro u ochenta céntimos, su fabricación en serie cuesta unos 10 céntimos la unidad y apenas se puede detectar, aunque hay un método infalible: las reales imantan, las falsas, no.
Las plataformas de compra-venta de artículos de segunda mano se han convertido recientemente en una oportunidad para colocar dinero falsificado: el estafador se aprovecha de que el vendedor particular es más vulnerable que un comercio -que tiene mecanismos para detectar billetes falsos-.
Ha habido denuncias por esta práctica en compras a través de estas plataformas por valor de entre dos y tres mil euros. Con más de veinte años de moneda compartida en Europa, la cooperación internacional se ha convertido en un elemento clave para los Mossos para luchar contra este fenómeno: a través de Europol, han participado en varias investigaciones, alguna de ella en países como Polonia, donde agentes de la policía catalana se desplazaron para efectuar algunos registros.
Una colaboración que también ocurre en el resto de España, con los Mossos participando en operaciones en Madrid, Galicia, Andalucía o Valencia, entre otras. Asimismo, los expertos han detectado que algunas imprentas de sudamérica vinculadas al narcotráfico, que falsificaban dólares estadounidenses, se han volcado ahora con los euros porque tiene más valor y les sale más rentable aprovechando la misma infraestructura. Los Mossos recomiendan estar atentos a los billetes, conocer cómo tendrían que ser, tocarlos y mirarlos bien. Y si, pese a todo, alguien cree que le han colocado un billete falso, que lo denuncie en comisaría y no intente colocarlo de nuevo, ya que se expondría también a posibles responsabilidades penales