El coste fiscal resulta, incluso, superior en una comparativa de la última década. El banco destinó entre 2014 y 2023 un total de 13.415 millones a tal fin frente a los 6.248 millones repartidos vía dividendos, lo que supone una ratio de 2,15 veces.
CaixaBank, participada por el Estado a través del Frob con un 17,32% y en un 30% por la Fundación La Caixa, soporta un tipo impositivo total del 28%. Su factura por tributos directos ascendió a 1.903 millones durante el año pasado, incluido en el cómputo los 373 millones del impuestazo, 114 millones del tributo sobre los depósitos bancarios o 211 millones por el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados que hasta 2018 soportaban los clientes que firmaban una hipoteca para adquirir una vivienda y desde 2019 tienen que asumir, por ley, las entidades.
En el desglose de datos del informe, el banco detalla que abonó otros 809 millones por aportaciones específicas de la banca, cifra que eleva a 2.712 millones su factura fiscal total. En este último epígrafe se incluyen 419 millones por la tasa del Fondo de Garantía de Depósitos, 216 millones al Fondo Único de Resolución bancaria europeo o 148 millones de prestación patrimonial por los DTA´s monetizables, otra aportación o tasa singular de la banca.
En impuesto de sociedades, sin embargo, apenas pagó 59 millones porque el tributo resultó a devolver en 58 millones en España. La razón es que el banco pagó por sociedades 1.041 millones en España, pero Hacienda le devolvió 1.098 millones.
Un total de 725 millones fueron reintegros por pagos excesivos en 2021 con cargo a los resultados extraordinarios obtenidos de la integración de Bankia y el resto procede de devoluciones asociadas a los pagos fraccionados del Estado, en la medida que se realizan provisiones y cuando la cifra efectiva resulta inferior se ajusta la entrega. Por geografías, 1.683 millones los pagó en España y 151 millones en Portugal