El modelo ya solo era fabricado en la ciudad alemana de Colonia, donde se sitúa en la actualidad la principal sede de Ford en Europa, pero en su día también fue elaborado en la fábrica británica de Dagenham y en países como México, Argentina, Brasil, Sudáfrica, China e India.
El Fiesta será sustituido por el modelo Ford Puma, que ya en el primer semestre de 2021 superó en 20.000 ventas al Fiesta ante la fiebre que han despertado los SUV, desbancando así al que hasta entonces había sido el modelo líder de la compañía en Europa y que ya en 2022 vio reducidas sus ventas en un 47%, según Jato Dynamics.
El modelo Fiesta nació en un contexto marcado por la crisis del petróleo de 1973 que obligó a que, por primera vez, se empezaran a contemplar automóviles que tuviesen un menor consumo de combustible y fuesen más compactos, pero sin renunciar a nuevas tecnologías. De hecho, fue el urbano compacto de Ford más rápido de la historia de la compañía con su línea ST, que en su momento era un 20% más veloz y sostenible, una característica que fue seña de identidad del coche coincidiendo con la crisis financiera del 2008 en su sexta generación.
El modelo de Ford, que vendió 1 millón de unidades en sus primeros tres años de vida, fue en 1983 el primer vehículo pequeño en introducir un motor diésel, y ya en 1989 fue el primer turismo en incluir de serie el sistema antifrenos ABS y el airbag en el conductor, así como otros avances como la dirección asistida. En la fábrica valenciana de Almusafes, que fue concebida para la fabricación del Fiesta, y en el resto de España, seguirá resonando el coche gracias a canciones como «Sufre Mamón», de Hombres G, y «Car Song» del grupo británico Elástica que pertenecieron a toda una generación y a las venideras, igual que el Fiesta.
El primer Fiesta a la venta en España salió al mercado desde 125.000 pesetas, que al cambio actual son unos 750 euros, frente a los poco más de 21.000 euros desde los que se comercializará el último coche que se fabrique. Tras nueve generaciones, la marca dijo adiós al viejo Fiesta, que en su eslogan de bienvenida fue bautizado como el «nacido fuerte» y al que ahora despiden con un «felices sueños» en un vídeo en su página web y redes sociales en el que se puede observar a las distintas generaciones que han convivido con el coche y que ya miran al futuro con un eléctrico aparcado en el garaje.
El próximo año Ford presentará nuevos vehículos eléctricos en Europa -tres de pasajeros y cuatro comerciales- y dos años más tarde confía en superar las 600.000 unidades vendidas en modelos eléctricos en la región, en una estrategia por reducir los modelos que saca al mercado y, con ello, rebajar parte de los costes de producción. A partir de 2030, Ford quiere vender solo coches eléctricos en Europa y abandonará la comercialización de furgonetas de motor de combustión en 2035. Para entonces, todos sus modelos que llegaron a tener opción híbrida como el Fiesta habrán desaparecido.
La multinacional estadounidense pretende que el Puma, el sustituto del Ford Fiesta, se comience a fabricar en su versión eléctrica en 2024, uniéndose de esta manera a modelos 100 % eléctricos como el Explorer, una apuesta por la electrificación que irá de la mano a un centro totalmente nuevo para su producción en Colonia.