En pocas horas hemos visto como el hermano pequeño de Frankenstein que esperaba agazapado en Pamplona para no estropearle las elecciones a Sanchez es ya realidad, naciendo a medianoche y con alevosía, pero bueno como es una solución de la progresía nadie lo critica, ni habla de ultras, mafiosos o especie similar y todo es verde y bonito, ya que solo faltaría que los asesinos tuviesen problemas para ampliar su poderío y seguir echando de ayuntamientos, diputaciones y Comunidad a los que fueron sus víctimas, pero eso al PNV no le preocupa, hasta que tenga que cerrar los chiringuitos que ellos llaman batzokis, como le ha pasado a Podemos que gracias a Sánchez esta de liquidación.
Si, si de liquidación y derribo. Todo su montaje tiene los días contados. Han empezado con el cierre de delegaciones y el despido de personal aplicando los famosos Eres, pero ese es el truco del almendruco. Podemos está camino de la liquidación por inactividad. Y sin ministerio ni perrito que le ladre. Iglesias, Montero y Belarra son ya historia del movimiento comunista en liquidación. De toda su prole quedan Errejon y la rubia platino que hoy luce esplendorosa, pero que mañana, conforme deje de ser útil a don Pedro será borrada del mapa y pasará a engrosar las filas de los “elementos prescindibles”. Es decir, si se hace con el Gobierno, en pocos meses la izquierda progresista no tendrá nada que ver con la de meses atrás.
Y en este contexto no podemos olvidarnos del inicio del declive de la llamada derecha extrema, que tanto juego le ha dado a Sánchez estas semanas. Tras su fracaso electoral, y sin entrar en las razónenos de él, la realidad es que su posición política es un tanto contradictorio con sus ínfulas grandilocuentes. No ha logrado nada de nada, a lo sumo cumplir, fielmente, con el papel que la Moncloa le asignó: restar escaños a Feijoo. Aparte de eso, nada de nada. Es mas, salvo los corralitos regionales que han colaborado a este sastre con sus posiciones ultramontanas, nada de nada.
Y claro los listos de la clase se van, no juegan a esa política y prefieren retirarse que quedarse para ver el espectáculo del derrumbamiento de un proyecto que pudo ser, pero que como el de Ciudadanos de Ribera, hoy ya está muerto, no vale para nada
Y ahí seguimos. Habrá que ver quién es el siguiente hijo de Sánchez que es devorado por el monstruo que habita en La Moncloa.